Enclavada en una plantación de banana, en una pequeña
localidad del centro de Uganda, Betty Naiga, de 48 años, permanece acostada en
el suelo sobre un delgado colchón de su choza amarillenta.
Hace dos años le diagnosticaron cáncer de mama. No podía
pagar el tratamiento, así que el tumor creció hasta alcanzar el tamaño de una
pelota de fútbol.
"El dolor era demasiado. No podía dormir, no podía hacer
nada. Era insoportable. Me había rendido a la vida, deseé estar muerta".
La agonía de Betty duró un año, en el que se sintió perdida y
abandonada por su familia. Hasta que un voluntario comunitario la encontró.
Allen es uno de los cientos de voluntarios entrenados por
Hospice Africa Uganda, el principal proveedor de cuidados paliativos en ese
país africano, y que se encarga de buscar a personas que, como Betty, sufren en
silencio.
La situación de esta mujer no es aislada. Se estima que en
2012 casi 18 millones de personas en todo el mundo -principalmente en los
países en vías de desarrollo- murieron con un dolor innecesario.
La falta de acceso a analgésicos, como la morfina, para
pacientes terminales es considerado por los expertos de Worldwide Palliative
Care Alliance (WPCA) como una "emergencia de salud pública".
Hace unos meses, funcionarios de salud de casi 200 países se
reunieron en la sede de las Naciones Unidas para pedir que los Cuidados Paliativos
sean considerados una prioridad. Esta es la primera vez que se reconoce la
especialidad y que es apoyada por la Organización Mundial de la Salud.
Alivio del sufrimiento
El hospital de enfermos terminales al que se trasladó a Betty,
la trató con quimioterapia y le dio el potente y tan necesitado analgésico:
morfina.
Uganda es el país líder en África de cuidados paliativos.
Allí producen morfina para sus enfermos. Este país hace su propia morfina con
una combinación de polvo del opioide y agua.
"Desde que empecé el tratamiento mi vida ha cambiado
enormemente. Las medicinas han ayudado a aliviar mi sufrimiento", cuenta
Betty.
Pero muchos otros países tienen suministros muy limitados.
Como en Afganistán y Libia, donde no hay cuidados paliativos, incluyendo el
alivio del dolor.
En el otro extremo, están los países que ofrecen los mejores
Cuidados Paliativos, con Austria a la cabeza. Allí, hay un centro de cuidados
de este tipo por cada 160 personas que lo necesitan. Mientras que en el Reino Unido, en 2012, el 97% de las
personas que necesitaron de estos cuidados lo recibieron.
La morfina es barata. Se hace del opio y es un medicamento
controlado internacionalmente, lo que significa que los países lo tienen que
pedir a la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE). Pero
muchos países, simplemente, no piden lo suficiente.
El doctor Stephen Connor, de la WPCA, explica que hay varias
razones por lo que esto ocurre, incluyendo el temor exagerado al uso ilícito y
que los pacientes se hagan adictos a la morfina.
"En su mayoría están sufriendo por ignorancia, los
gobiernos no saben lo que son los Cuidados Paliativos y que aliviar el sufrimiento
es posible. La policía está entrenada para tratar cualquier sustancia
psicoactiva como abuso de drogas. No entienden que cuando tienes dolor y tomas
algo que te alivia, no se trata de un uso recreativo, te está aliviando un
dolor".
Connor agrega que también es necesario cambiar la actitud
entre los sanitarios, pues en la mayoría de los países en desarrollo, los médicos
no reciben formación para Cuidados Paliativos. "Puedes cambiar leyes y
regulaciones, pero si no cambias actitudes, no haces nada".
También existe la preocupación de que mientras en países en
desarrollo hay un acceso limitado a analgésicos potentes, en las regiones con
altos ingresos hay un exceso de uso. "El abuso de fármacos con receta se está convirtiendo en
Estados Unidos en una de las mayores causas de muerte", delara el doctor Lochan Naidoo, presidente de
JIFE.
Al mismo tiempo, en Londres, a unos 6,400 kilómetros de
Kampala, la capital de Uganda, Sara Ray, de 69 años, muestra con orgullo las
fotos de sus cinco hijos que cuelgan en la pared de su sala.
Sara recibió Cuidados Paliativos desde el primer momento que
le diagnosticaron un cáncer terminal.
"No puedo soportar la idea de dejarlos", le comenta
a la BBC. Sara está muriendo de un mesotelioma, un tipo de cáncer de pulmón.
A diferencia de Betty, Sara
recibió desde el primer día los mejores Cuidados Paliativos que hay en
el mundo.
No sólo es morfina u otro analgésico, en el hospicio Marie
Curie recibe apoyo psicológico y espiritual, además de tener acceso a un
gimnasio con piscina.
Semanas después de la entrevista a Sara y Betty, las dos
murieron.
Al final de sus días recibieron el apoyo médico y
psicológico que necesitaban, algo que, según
dicen, todo el mundo en esa situación se merece.
BBC Mundo, Salud
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