Hace unos días cayó en mis manos el libro: “50 palos… y sigo soñando” escrito por Pau Donés, del grupo Jarabe de Palo. Ya sabéis que falleció a los 53 años a causa de una enfermedad oncológica.
Bueno, pues aun no lo he leído, pero hojeándolo he ido a parar (cómo no) al capítulo 11: “Hoy tengo un día de no me quiero morir”.
Esto de estar vivo es un chollo, y lo de morirse una putada, la verdad. A la muerte nunca le he prestado mucha atención, como que la idea de morirse nunca me ha impresionado. Pasó muy cerca de mí cuando era joven, cuando madre se fue a la velocidad de un suspiro. Ahí enseñó los dientes, pero no me asustó, y ahora que la llevo dentro de vez en cuando me da por pensar en ella. Ahora ya no me ronda cerca, sino que me acompaña allá donde vaya, por lo que hay días en que sí que la tengo en cuenta, y me asusto. Suelen ser de esos días en los que no me quiero morir.
… Porque no creo que haya nada como estar vivo. Estamos tan acostumbrados a que nos lata el corazón que no le damos mucha importancia, pero cuando la cosa no está clara, entonces aprendes a valorar lo que significa. En serio. Cuando estas vivo te mueves, piensas, te emocionas, sientes, comes, quieres, ríes, duermes, enredas, te cabreas…. Cuando te mueres de todo eso nada, se acabó el chollo. Te mueres y punto. Hay quien dice que te vas al paraíso, un lugar mucho mejor que este en el que ahora vivimos. O que te reencarnas en un animal o en una planta. O que incluso te puedes ir al Cielo o al Infierno, vaya dos sitios más extraños para ir.
No me fío. Prefiero aprovechar lo que me pasa ahora, en este paraíso en el que vivo actualmente, porque ahora soy consciente. Vivir el momento. Vivir. Y punto. Porque la vida es un regalazo. Otra cosa es que nos la compliquemos, que nos guste pensar que las cosas nos van mal, que todo es una mierda, en lo desgraciados que somos. Todo eso es hasta cierto punto aceptable y en algunos casos incluso razonable, pero cuando ves la muerte de cerca o, como en mi caso, la llevas puesta, entonces el punto de vista cambia. Se te quita la tontería rápido.
… Además los problemas siempre son relativos. Problemas tenemos. Muchos. La cuestión es cómo llevarlos, hasta qué punto son importantes, que pocas veces lo son.
A mí la vida me pone. Tengo muchas y poderosas razones para seguir aquí.
Tengo cosas por hacer. Voy sobrado de ilusión y de ganas, aunque podría ser que no tan sobrado de tiempo y de salud. Así que, de momento, querida y temida muerte, mejor “no me mueras”, porque hoy tengo uno de esos días en que no me quiero morir.
Muérete tú, muerte, que a mí ahora no me va bien.
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