María vive en una hermosa casa, al lado del río. La luz intensa y amarilla del sol entra a borbotones por las ventanas de la sala de estar; es mediodía y la encontramos sentada en un bonito sillón frente a una de ellas : "me siento y miro, pero, redios!!, no pasa nadie por la calle,...es aburrido". Su casi hija es una persona muy nerviosa, que transmite mucho sufrimiento e inestabilidad interior, pero también querencia hacia la enferma, que la cuidó desde niña como una madre.
María murmura de todo y de todos por lo bajo: "...a ése más le valdría coger la bicicleta e irse al carajo...", sonríe muy a menudo mientras cruza sus nudosas manos sobre la falda y se lo pasa bien si tiene con quién hablar. Tiene la mirada viva y los ojos con chispa. Transmite esa clase de inteligencia que dan los años bien vividos, aprovechados.
Tiene 93 años y desde hace 20 sufre un dolor, de forma intermitente y con distintos grados de intensidad, que en la actualidad la tiene acobardada y le limita su vida diaria. Estamos empezando a conocernos y a tratarla, pero confiamos en conseguir aliviarle el dolor y así mejorar su calidad de vida. En eso estamos.
María murmura de todo y de todos por lo bajo: "...a ése más le valdría coger la bicicleta e irse al carajo...", sonríe muy a menudo mientras cruza sus nudosas manos sobre la falda y se lo pasa bien si tiene con quién hablar. Tiene la mirada viva y los ojos con chispa. Transmite esa clase de inteligencia que dan los años bien vividos, aprovechados.
Tiene 93 años y desde hace 20 sufre un dolor, de forma intermitente y con distintos grados de intensidad, que en la actualidad la tiene acobardada y le limita su vida diaria. Estamos empezando a conocernos y a tratarla, pero confiamos en conseguir aliviarle el dolor y así mejorar su calidad de vida. En eso estamos.
"Para dialogar preguntad primero, después escuchad."
A. Machado
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