Ayer, a primera hora, recibí un regalo de reyes. El primero del año.
Iba paseando por la calle y de frente, a unos cuantos metros de mi, venía caminando con dificultad un hombre de mediana edad con dos muletas, arrastraba la pierna derecha que tendía a enredársele con la otra. De repente, se le abren las muletas y el hombre cae de bruces al suelo. Varias personas nos hemos acercado a él para ayudarle a levantar y ver si se había hecho daño. Con asombrosa ligereza y con poca ayuda por nuestra parte, se ha puesto de pie. El resto de personas, al comprobar que estaba bien, se han ido, pero yo me he quedado parada al lado de él, no sé por qué, quizás esperaba lo que ha venido después.
Al levantarse y volver a coger las muletas, se ha recolocado la pierna y ha levantado la cara, sonriendo de oreja a oreja, unos ojos azules llenos de historias que también me sonreían, y ha dicho: “en la vida hay que mantenerse siempre ágil”. Y ha seguido caminando sin mirar atrás, con la misma torpeza con la que venía hace un momento.
Yo he seguido andando mientras pensaba:...siempre ágil....en la vida...
2 comentarios:
Vaya pedazo de lección.
Gracias por compartirla.
Y espero que sean muchas más a lo largo del año.
La vida está llena de instantes, momentos mágicos,...y aunque muchas veces es difícil, sólo hay que caminar sin prisa, ver y escuchar.
Un abrazo, thot.
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