Para Albert Jovell, Presidente del Foro Español de Pacientes, (Siete Días Médicos, Nº 730,16-XI-07);
"Las palabras ofrecen también la posibilidad de confortar y mejorar la calidad de vida de los enfermos, lo que nos debe llevar a utilizar la misma sensibilidad y especificidad en su empleo que el que se exige a una prueba diagnóstica. Así, la palabra terminal, tiene múltiples definiciones en castellano, entre ellas, la referida a un enfermo que está en una situación irreversible que le conduce a la muerte,otra es la que hace referencia a los extremos de una línea de transporte público”, o “aquello que conecta a un electrodoméstico”.
No está claro tampoco en Medicina qué es lo que merece el calificativo de terminal: la enfermedad, el enfermo o ambos. Al parecer, el concepto de terminal referido a los pacientes no es apropiado, con indiferencia de las definiciones existentes en el diccionario de la Real Academia Española.
En primer lugar porque la dignidad humana se merece un vocablo para definir esas situaciones que no admita confusiones ni comparaciones con estaciones de trenes, ordenadores o aeropuertos.
En segundo lugar por que las personas nunca terminan para sus seres queridos, ya que permanecen en su recuerdo.
En tercer lugar, la palabra terminal puede favorecer un mayor distanciamiento emocional hacia la persona y la familia que está pasando por una situación compleja por parte de los profesionales implicados en su cuidado.
Finalmente, si todo tiene un final, terminales somos todos.
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