En un pueblo pequeño, de unos 600 habitantes (de los cuales aproximadamente un 5% son grandes dependientes) y bastante alejado de todo (es decir, de una serie de recursos importantes), una compañera médico de familia muy implicada y con una empatía enorme, ha colaborado en la publicación de un manual sobre el cuidado de pacientes dependientes en domicilio. Y, con los pocos recursos de que dispone, aún tiene más ideas...
Los autores han cedido los derechos de autor a la fundación “Ramón Rey Ardid”. El libro en cuestión se puede descargar gratuitamente en: “Cómo cuidar en casa a una persona en situación de dependencia”
“Cuidar en casa a una persona enferma o a una persona mayor en situación de dependencia, no es fácil. De una u otra manera nos cambia la vida a todos los que nos ocupamos de sus cuidados.
Los autores han cedido los derechos de autor a la fundación “Ramón Rey Ardid”. El libro en cuestión se puede descargar gratuitamente en: “Cómo cuidar en casa a una persona en situación de dependencia”
“Cuidar en casa a una persona enferma o a una persona mayor en situación de dependencia, no es fácil. De una u otra manera nos cambia la vida a todos los que nos ocupamos de sus cuidados.
Ser cuidador requiere sensibilidad y una relación muy estrecha con la persona que hay que cuidar, ya que compartimos con ella aspectos muy íntimos relacionados con su propio cuerpo y con sus costumbres más arraigadas.
Porque ser cuidador no sólo nos exige saber cómo cuidar su cuerpo, sino que también nos enfrenta a decisiones sobre la organización de la casa u otras de índole jurídico o social. De alguna manera requiere saber un poco de medicina, de leyes, de psicología, de tecnología, de cuestiones sociales,...
Todos quienes escribimos este manual lo sabemos muy bien, porque todos en algún momento, en mayor o menor medida, hemos tenido que actuar como cuidadores de algunos de nuestros seres queridos. Y como todo cuidador, hemos tenido que asesorarnos e ir descubriendo, poco a poco, con la experiencia, muchas soluciones a los problemas que el cuidado nos plantea.
Es, de alguna manera, un homenaje a esos seres queridos a los que cada uno tuvo que cuidar, y que ya no están, o a los que todavía, alguno de nosotros, seguimos cuidando.
Ser cuidadores nos ha ayudado a descubrir aspectos de nuestra propia intimidad, sentimientos y experiencias únicas que, de otra manera, no hubiéramos llegado nunca a conocer de nosotros mismos.”
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