Veo caer la nieve a través de los cristales. Mi fiel amigo
está tumbado a mis pies cuidándome y protegiéndome, cual príncipe amoroso y
atento, de cualquier peligro que pudiera aparecer. O eso creo. Aprovecho a tope la
opción terapéutica que yo misma me he recomendado, porque a veces hay que parar
y recolocar... y en eso estoy.
Dicen que la tristeza es un mal que corre en estos tiempos,
que se instala en uno y luego no hay quien la eche.
Es posible, pero creo que desde tiempos inmemorables las
personas tenemos la necesidad (o la responsabilidad?), y no nos damos la oportunidad, de parar y
pensar, pensar despacio dejando que las ideas y las emociones acudan en
silencio unas detrás de otras, saboreando y recreando su olor y su gusto, acomodándolas
y sabiéndolas,... trayéndolas a la mente y a la piel a menudo para que no se nos
olvide su color ni su temperatura. Lo necesitamos para que la vida recobre su
viveza cuando los grises y los pardos se ubican en nuestro interior, en la sala
y en el dormitorio.
Hay tantos colores que, sin querer, se emborronan con el tiempo...
y tantos otros nuevos esperándonos... a veces cansados de esperar.
1 comentario:
"Parar y pensar, pensar despacio dejando que las ideas y las emociones acudan en silencio unas detrás de otras, saboreándolas y recreando el olor y el gusto, acomodándolas y sabiéndolas, trayéndolas a la mente y a la piel a menudo para que no se nos olvide su color ni su temperatura."
Siempre te he dicho que eras una mujer sabia... y veo que estoy en lo cierto (te lo he dicho muchas veces).
Date tiempo... te mereces ese tiempo.
PD: Qué fuerte que tengamos que hablar por el blog!!!! Quiero verte guapa!!!
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