La Confederación Española de
Organizaciones de Mayores, Ceoma, continúa su campaña para seguir
actuando contra prácticas, como las sujeciones físicas, que muchas veces se
imponen a ancianos y enfermos con demencia. Por ello ha editado, dentro del Programa Desatar,
el «Folleto informativo para
familiares sobre sujeciones físicas», en el que defiende que las sujeciones
lejos de garantizar la seguridad del paciente, limitan su libertad de
movimientos y empeoran su calidad de vida. La eliminación de sujeciones mejora
la calidad de vida, la movilidad y aumenta la autonomía de las personas con
demencia.
Mitos y Realidades
Mito: previenen las lesiones por
caídas.
Realidad: las sujeciones no disminuyen el
riesgo de caídas, y sin embargo aumentan el riesgo de lesiones graves tras una
caída.
Mito: evitar las sujeciones conlleva necesitar
más personal.
Realidad: se ha demostrado en la práctica que
eso no es cierto. En muchos casos se ha observado un mayor uso en centros mejor
dotados de personal.
Mito: las familias exigen una seguridad
absoluta en la residencia, y que se recurra a las sujeciones si son necesarias.
Realidad: el centro puede ofrecer una
seguridad razonable sin usar sujeciones, lo que hace más probable lograr un
mayor grado de bienestar, y una mayor autonomía física, mental y psicosocial
para las personas que en él viven.
Al evitar las sujeciones, mejora la
calidad de vida de estos enfermos
Aceptar cierto grado de riesgo es esencial en un buen
cuidado
A quienes aún piensan que trabajar
sin sujeciones es imposible y que las que se vienen utilizando desde siempre
son necesarias e imprescindibles, habría que preguntarles: ¿no se podría cuidar
a las personas mayores si no existieran sistemas de sujeción?, ¿seríamos
incapaces de proteger a una persona sin atarla?
Hoy en día, en España, desatar en
residencias se ha convertido en un fenómeno generalizado y en un mérito que se
reconoce, profesional y socialmente, pero ¿se comprende bien la conveniencia de
desatar?
Si es posible trabajar sin
sujeciones, hacerlo es una obligación moral.
Todos los centros están
trabajando en reducir el uso de sujeciones. De hecho en sus diez años de
andadura, el Programa Desatar ha sido testigo de un claro descenso de la
prevalencia de uso de sujeciones. Pero no es lo mismo reducir su uso, que
erradicarlas de un centro y mantenerse libre de ellas de forma indefinida. El programa
monitoriza unos indicadores que miden la seguridad y se cerciora de que los
centros libres de sujeciones son seguros para los residentes, al menos tan
seguros como los centros que siguen utilizando estas prácticas. Es una cuestión
de convicción, estrategia y organización, con un inequívoco apoyo de los
administradores.
Con la idea de que se ha de
aceptar cierto grado de riesgo como parte esencial de un buen cuidado, se logra
evitar el sobreproteccionismo de las personas mayores y sus consecuencias.
Cuatro años de trabajo analizando
el patrón de uso de sujeciones en 800 centros permiten concluir que la mayor parte de las veces se utilizan por cuestiones organizativas, que pueden
cambiarse, o por condiciones del entorno que pueden mejorar.
Las sujeciones nunca pueden
cubrir una deficiencia, falta de capacidad profesional o defectos organizativos
y/o en el entorno.
Hoy sabemos que mantener cierto grado de tolerancia ante esta situación lleva a no lograr su erradicación, aun siendo posible, y se traduce en justificar, en explicar su necesidad a familiares y trabajadores y en ver cómo se relaja el tono de vigilancia y el acompañamiento al paciente.
Se podría afirmar que se aplica
una sujeción cuando no sabemos qué otra cosa hacer ante un problema o si no
tenemos otro medio mejor para manejarlo. Los profesionales que reflexionan
sobre ello pueden llegar a ver que usar una sujeción es un fracaso, y
así desplegar todos sus recursos técnicos, de experiencia y de creatividad para
evitarla. Evitar una sujeción se convierte en uno de los más poderosos
motores de mejora de la calidad asistencial.
2 comentarios:
Llevo unos cuantos años trabajando en el sector de las residencias geriátricas y servicios de atención a personas mayores y la cuestíión del uso de conteniones como parte del tratamiento geriátrico lleva años suponiendo un tema de debate muy importante. Hay cuestiones jurídicas, éticas y de atención que tienen mucho peso. Creo que la tendencia hacia una atencíón sin contenciones (o con muy pocas) se irá imponiendo. Hoy ya lo está haciendo aunque existen resistencias por parte de profesionales que, con buena fe, consideran que es la mejor forma de actuar. Creo que dentro de unos años el programa "desatar al anciano" y el "libera-ger" serán recordados como pioneros. De momento quien busca una residencia geriátrica puede empezar a elgir entre una "sin contenciones".
No se puede decir más y mejor.
Gracias Josep de Martí por tu aportación.
Publicar un comentario