La muerte.
Hace unos días nos la encontramos de nuevo en casa de Mireia.
Estaba acostada junto a ella, enredándose en sus piernas. Suave trepaba por su
vientre acomodándose en su cuello. Morena, delgada, pálida de piel, de ojos
grandes,… pareciera que la muerte agrandase los ojos. Nos miraba, como nos mira
casi siempre, sin acritud, sin violencia, como una amiga lejana, incluso con
paz. Con la paz que va a dejar en ese cuerpo maltrecho y en esa mente
desquiciada.
“Si como, mejoraré”, nos decía Mireia. Su marido, un
cuidador excelente, le seguía la corriente “claro
mujer, si tenemos batidos para más de cinco meses!”.
Él sabe que ella se está muriendo desde hace una semana, él sabe
que su mujer lo sabe todo aunque no hablen del tema y parezca que se engañan. Cada
pareja tiene sus códigos, cada familia es un mundo aparte en el que podemos
intervenir pero siempre con cautela para no romper, para no dañar más.
“La que me preocupa es
mi hija. Sólo tiene 25 años y aunque la he sentado y se lo he dicho, vamos que
no es tonta y lo ve, bueno pues no quiere escucharlo. Intento que llore ahora,
que hable con ella ahora,.. que piense que después ya será tarde.”
Alguna vez me han dicho que lo hago todo fácil, que me quejo
poco y que no pongo pegas a situaciones que las podrían tener. Incluso me han llegado
a decir que parece que vivo en los mundos de Yupi. Y no, no es eso. Vivir y sentir el SUFRIMIENTO con mayúsculas y en negrita tan a menudo, hace que todo lo demás sea
fácil… porque en realidad lo es.
4 comentarios:
Duro, durísimo este texto. Creo que debo leer entre líneas la profundidad de los sentimientos aquí expresados. Nuestra capacidad de sufrir revela nuestra capacidad de amar.
Si, Amparo. En el sufrimiento suele haber amor a raudales... en el acto de nacer, en el morir. Lo no menos importante es lo que hagamos en el "durante".
Bonito tu blog. Un abrazo
Encantada con tus relatos y con mayor admiración hacia ti y hacia los que como tu acompañan en ese trayecto, cada vez que te leo.
Gracias Pilar María, cada vez somos más los sensibles a estos temas, que hasta hace bien poco eran tabú.
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