Una de las definiciones más utilizadas es la que estableció el Centro Americano del Maltrato al Anciano en 1995: “Cualquier acto u omisión que tenga como resultado un daño, intencionado o no, practicado sobre personas de 65 años o más, que ocurra en el medio familiar, comunitario o institucional, que vulnere o ponga en peligro su integridad física o psíquica, así como el principio de autonomía o el resto de derechos fundamentales del individuo, constatable objetivamente o percibido subjetivamente.”
Los principales tipos de maltrato que podemos encontrar son:
Físico: cualquier acto violento que tenga como resultado cualquier tipo de daño, enfermedad o perjuicio (golpes, quemaduras, fracturas,...)
Psicológico: conductas intencionadas que provoquen daño psicológico al paciente (aislamiento social, amenazas de abandono o institucionalización, insultos, agresiones verbales, privación del poder de decisión,…)
Económico: impedir el uso y control de los bienes del anciano en beneficio de otra persona (explotación financiera, chantaje económico,...)
Sexual: cualquier acto sexual no consentido o cuando la persona no es capaz de dar su consentimiento.
Negligencia: no satisfacer las necesidades básicas necesarias para su bienestar físico y emocional (negación de alimento, cuidados higiénicos, vivienda, seguridad, tratamientos médicos,...), de manera voluntaria o involuntaria. A menudo se incluye dentro de este grupo la autonegligencia o la incapacidad para el autocuidado de las personas que viven solas.
Se ha observado que puede haber asociación entre maltrato, algunos factores de riesgo y situaciones de mayor vulnerabilidad, como son:
Para el anciano:
Edad avanzada
Deficiente estado de salud
Deterioro cognitivo y alteraciones de la conducta
Dependencia física o emocional del cuidador
Aislamiento social
Falta de reconocimiento de su dependencia
Para el agresor (cuando es el cuidador):
Abuso de alcohol u otras toxicomanías. Trastornos psicopatológicos y discapacidad.
Sobrecarga física y emocional.
Violencia familiar previa.
Cuidador anciano.
Situaciones de especial vulnerabilidad:
Falta de apoyo familiar, social y económico.
Vivienda compartida.
Malas relaciones entre la víctima y el agresor.
Dependencia económica o de vivienda del anciano.
Ante la sospecha de una posible situación de maltrato, como profesionales sanitarios debemos estar alerta para detectarlo. La herramienta de la que disponemos es la realización de una historia completa en la que se incluyan los signos y señales de alerta como:
Retraso en solicitar la asistencia
Actitud de miedo, inquietud, ánimo triste, pasividad.
Negativa del cuidador a dejar solo al anciano
Contradicciones en el relato de lo sucedido entre el paciente y el maltratador.
Múltiples visitas a urgencias y hospitalizaciones.
Aparición de varios síndromes geriátricos (úlceras por presión, deshidratación, caídas frecuentes,...)
Nos puede ayudar tener en cuenta una serie de pautas para realizar la entrevista clínica. Si realizamos la historia al paciente cuando está solo, podremos darle confianza para expresar lo que ha ocurrido y observar cambios de conducta cuando se encuentra acompañado; es necesario hablar con un lenguaje sencillo y preguntar sobre factores de riesgo.
En la exploración física debemos buscar signos como hematomas, escoriaciones, marcas en los tobillos y las muñecas (ataduras), así como presencia de higiene insuficiente o desnutrición.
Se han diseñado distintas escalas para ayudar al diagnóstico, pero no han sido validadas por limitaciones como la utilización de un lenguaje complicado, su extensión, que han sido pensadas para la investigación y que son poco eficaces en el ámbito clínico. Las más utilizadas son la desarrollada por la American Medical Association (AMA) y la Canadian Task Force. En nuestro medio la EASI (Elder Abuse Suspicion Index).
No existe ningún instrumento con suficiente sensibilidad y especificidad. Por lo tanto hay que estar alerta a la aparición de malos tratos, hacer una buena entrevista y una buena exploración, sobretodo en aquellas personas en las que detectemos factores de riesgo.
Del artículo: “Tolerancia Cero” al Maltrato del Mayor.
S. Solsona Fernández, M. Sartolo Romeo, P. Ochoa Calvo.
Cuadernos de Geriatría, nº 24 (julio/diciembre 2009)
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