Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

¿Nos acompañas?.



jueves, 30 de octubre de 2008

Principios en el uso de ANALGÉSICOS IV... y últimos.


Hoy los cuatro últimos:

Siempre que sea posible usar la vía oral.

En un dolor agudo, no importa utilizar la vía parenteral. En el caso del enfermo de cáncer puede necesitar analgésicos durante meses. Las pastillas duelen menos que las inyecciones. Además, no es necesaria una tercera persona para suministrar la medicación, con lo que aumenta la autonomía del enfermo y su calidad de vida. Recientes estadísticas demuestran que el 90% de los casos se pueden controlar con analgésicos por vía oral. El paciente oncológico terminal no tiene masa muscular, debido a la caquexia, y tampoco tiene venas ya que casi siempre se han esclerosado por la quimioterapia. Por eso, cuando se requiere la administración parenteral, es muy útil recurrir a la vía subcutánea.








Los analgésicos deben suministrarse a horas fijas.

Prescribir los analgésicos "a demanda" o "si hay dolor" a un enfermo de cáncer, es secillamente inapropiado. Una vez pasado el efecto de un analgésico, el dolor reaparecerá con toda seguridad obligando al enfermo a solicitar una nueva dosis. De esta manera, al reaparecer el dolor, el paciente se desmoraliza y pierde fe en el médico, además de necesitarse una dosis mayor del medicamento para controlar el dolor una vez que ha reaparecido. El intervalo entre las dosis dependerá de la vida media del analgésico en cuestión. Hay que explicárselo muy bien al enfermo y familiares, ya que al principio les cuesta trabajo aceptar que haya que tomar calmantes sin tener dolor.


A veces es necesario ingresar al enfermo para controlar su dolor.

Las indicaciones pueden ser las siguientes:
- Cuando, sencillamente, el dolor no se puede controlar de forma ambulatoria, ni mediante la vía subcutánea y requiera técnicas neuroquirúrgicas, colocación de un catéter intradural, intratecal etc; el llamado "cuarto escalón de la escalera analgésica".
- Cuando el paciente necesita un cambio de ambiente.
- Cuando el régimen terapéutico se ha hecho muy complejo y la familia no es capaz de suministrar la medicación de forma conveniente.
- En cuadros de "dolor extenuante" (dolor que se acompaña de depresión o ansiedad grave con indiferencia hacia todo lo que le rodea y la pérdida de fe en sus cuidadores).
- A veces para extraer un fecaloma.
- Para descanso de la familia cuando ésta se encuentra agotada por los cuidados. Prevenir la claudicación del cuidador principal.


Jamás usar un placebo.

Tanto clínica como éticamente es inaceptable. Es sabido que el efecto placebo puede funcionar durante un período corto de tiempo, pero no hay ningún motivo que justifique su aplicación en el enfermo de cáncer avanzado para sustituir a los analgésicos. Algún sanitario podría interpretar mal esta reacción al placebo pensando que el enfermo mentía al quejarse del dolor.

No hay comentarios: